Monedas nacionales con coronas murales de 1869, acuñadas por primera vez en España por el Gobierno Provisional de 1868
Referirse a las coronas murales en escudos nacionales o municipales en fachadas de edificios, fuentes públicas, estaciones de tren..., es entrar en la ceremonia de la confusión y de las disquisiciones estériles y simplistas, que se limitan sin más a que se trata de coronas republicanas sobrevivientes de la persecución del régimen franquista. Nada hay de eso. Las primeras coronas murales surgieron en 1869 tras el triunfo de La Gloriosa, aquella revolución pacífica que culminó con el destronamiento de Isabel II de Borbón. Se trata de coronas murales que no pueden considerarse republicanas, puesto que aquel Gobierno Provisional que encabezó el cambio no tomó la determinación de implantar una república, ni definirse antimonárquico, y lo demuestra que trajeran a España a un rey elegido democráticamente por las Cortes: Amadeo I de Saboya.
Gobierno Provisional de 1868
El Artículo 33 de la Constitución que aprobó en 1869 el Congreso de Diputados lo expresaba claramente y sin lugar a dudas: “La forma de gobierno de la Nación Española es la Monarquía. Nuestra monarquía, la monarquía que vamos a votar, es la que nace del derecho del pueblo; la que consagra el sufragio universal; la que simboliza la soberanía de la nación; la que consolida y lleva consigo todas las libertades públicas; la que personifica, en fin, los derechos del ciudadano, superiores a todas las instituciones y a todos los poderes. Es la monarquía que destruye radicalmente el derecho divino y da supremacía de la familia sobre la nación; la monarquía rodeada de instituciones democrática; la monarquía popular.”
Vicente de Cadenas y Vicent, del cuerpo de Cronistas Rey de Armas, en "Fundamentos de Heráldica", Madrid 1994, puntualizaba: “Pretender que la corona mural es únicamente signo de república es uno de los mayores disparates de quienes lo predican. Existe una corona mural para la república, como existen varios tipos de coronas murales para denotar lugares, villas, ciudades y provincias.”
Isabel II, la de los "tristes destinos"
Ciñéndonos a España, la preponderancia de las coronas murales al estilo romano fue objeto de intenso debate y muchas consultas. Se aprobaron para el escudo y bandera, y el modelo implantado fue respetado íntegramente por los gobiernos futuros de las dos repúblicas. Este dato es importante tenerlo en cuenta, porque es donde surgen las malas interpretaciones y los errores. La ley que se aprobó en 1931 lo indica: "Tanto las banderas y estandartes de los Cuerpos como las de servicios en fortalezas y edificios militares, serán de la misma forma y dimensiones que las usadas hasta ahora como reglamentarias. Unas y otras estarán formadas por tres bandas horizontales de igual ancho, siendo roja la superior, amarilla la central y morada oscura la inferior. En el centro de la banda amarilla figurará el escudo de España, adoptándose por tal el que figura en el reverso de las monedas de cinco pesetas acuñadas por el Gobierno provisional en 1869 y 1870". (Decreto del 27 de abril de 1931 del gobierno provisional de la República publicado por la Gaceta de Madrid el 28 de abril de 1931)La corona mural en deidades romanas y en heráldica municipal
No viene al caso hablar de este otro aspecto, pero el uso de aquellas coronas murales militares de Roma va más lejos en las culturas más antiguas, en tanto que surgieron en la historia como privativas de dioses, deidades, matronas y libertas. Modesto Costa y Turell, 1858, en el Tratado de la Ciencia del Blasón, anotó: “Las coronas murales también eran el adorno de las deidades y genios que protegen las ciudades, y están representadas en las medallas romanas con coronas almenadas.” En Madrid lleva corona torreada la diosa de la Fuente de Cibeles. Modesto Costa y Turell, 1858, en el Tratado de la Ciencia del Blasón: “Los hebreos, egipcios, griegos, en una palabra, casi todos los pueblos, miraron las coronas como un premio de la destreza y el valor, y como un distintivo de autoridad.”
Eran coronas con alusiones a productos vegetativos, plantas, frutas, verduras y toda clase de árboles frutales. Existieron también las coronas radiadas o radiantes mitológicas de matronas y deidades, como las libertas, principalmente la neoyorquina. Puede añadirse también que el afán por el uso de coronas de aquella clase descendieron a las costumbres sociales, en que casi todo se coronaba: huéspedes, amigos, familiares, personajes, animales…, llegándose al extremo de coronar vasos y jarras con verduras y flores.
No incumbe tocar aquí la preponderancia de los escudos de las unidades territoriales menores -provincias, ciudades, pueblos-, pero al menos hay que constatarlo en referencia a lo dicho tanto por el citado Cadenas y Vicent como por José Antonio Delgado Orellana en "El timbre de las armas municipales": “La heráldica universal tiene prevista para los escudos municipales la corona mural, mural de oro, realzadas de torres y garitas, según la importancia de cada concejo.” Francisco López-Nieto y Mallo, Honores y protocolo. 2006: ”La corona usual para timbrar los escudos heráldicos municipales, es la corona mural, que es de oro, realzada de torres y almenas del mismo metal. Pero también estas coronas se han ido eliminando sin motivo alguno de los blasones municipales españoles.”En la corona municipal española, Vicente de Cadenas aclara: “Es característica de la heráldica municipal española la de timbrar sus escudos municipales con coronas totalmente diferentes a las señaladas por la heráldica en sus normas generales para este ornamento exterior del escudo. Mientras que todas las naciones lo efectuan con la llamada corona mural, de profunda tradición entre los romanos, y con características peculiares para su aplicación a lugares, villas, ciudades, provincias, nosotros empleamos varios tipos de coronas de exclusivo uso gentilicio.
Primeras coronas murales en el escudo nacional en 1868El Gobierno Provisional, antes de instaurar los nuevos símbolos estatales, consultó a la Real Academia de la Historia, que emitió finalmente un informe orientativo sobre el escudo de armas. "En el artículo 6.º del decreto relativo al nuevo sistema monetario, fecha 19 de octubre último, se lee que «todas las monedas cuyo tamaño lo permita ostentarán una figura que represente a España con las armas y atributos propios de la soberanía nacional», y en otro decreto que con la misma fecha se dio para la ejecución del primero, dice el art. 2.º: «La Academia de la Historia informará con igual brevedad, acerca del escudo de armas y atributos de carácter nacional que deban figurar en los nuevos cuños».
Es la figura de España en esas medallas una matrona ceñida de diadema y recostada en los montes Pirineos; sale de entre los pies el tradicional conejillo y ocupa su diestra mano una rama de oliva. La sanción que los siglos han prestado a la significación de tan armonioso conjunto... han decidido a la Comisión proponer para la figura de España la matrona recostada en los Pirineos, rodeada del océano, con los pies en el Estrecho, la rama de oliva en la mano y la diadema en la cabeza, que será el símbolo pedido de la soberanía de la nación.
El segundo punto es relativo al escudo de armas. La más grave dificultad procede del timbre que ha de coronar el escudo. No habiendo hoy forma alguna de gobierno definitivo, no puede proponer la Comisión símbolo que le corresponda, como la corona real a la monarquía. Sería lo más oportuno que el artista compusiera su reverso sin timbre de ninguna clase, como sucede en las monedas suizas; pero si esto no es posible, la corona mural, u otro ornamento menos significativo, suministrará el complemento que necesita, sin que se prejuzgue ninguna cuestión política.
Resumiendo, pues, y traduciendo al idioma técnico cuanto va expuesto, la Comisión propone el siguiente escudo: Escudo cuartelado en cruz: primero, de gules y un castillo de oro, almenado de tres almenas, y donjonado de tres torres, la del medio mayor; cada una también con tres almenas, el todo de oro, mazonado de sable y adjurado de azur: segundo, de plata y un león de gules, coronado de oro, armado y lampasado de lo mismo: tercero, de oro y cuatro palos de gules: cuarto, de gules y una cadena de oro puesta en orla, en cruz y en sotuer: entado en punta, de plata y una granada al natural mostrando sus granos de gules, sostenida, tallada y hojada de dos hojas de sinople. Acostadas, una a cada lado, las dos columnas de Hércules, de plata, con la basa y el capitel de oro, liadas con una lista de gules, cargada con el Plus Ultra de oro". (Madrid 6 de Noviembre de 1868)
Pero por claras y determinantes que parecían las decisiones gubernamentales y parlamentarias de la época, es lo cierto que en la calle la alternancia de coronas reales con las murales no cesó nunca hasta entrado el siglo XX. Había una manifiesta anarquía de símbolos reales y murales. Los organismos públicos, sus edificios, puede que tuviesen que acatar las normas del nuevo escudo de España, según ordenase el régimen de turno, pero en cambio nadie se ocupó de imponer nada, por lo que dista mucho de que estuviesen obligados. Fundaciones, instituciones particulares, promotores de edificios, arquitectos, escultores, etc., fueron más anárquicos siguiendo criterios particulares. Se colocaban coronas murales en construcciones realizadas en periodos monárquicos, y con bastante frecuencia, como si de ese modo resultaran más estéticos. Hay que preguntarse entonces qué edificios íntegros de Madrid se alzaron durante las dos repúblicas. Algunos hay. Pero no surgen aquí los inconvenientes en tanto aquellos regímenes, incluido el franquista, respetaron casi fielmente la presencia dominante de símbolos reales o murales, que en definitiva entraron a formar parte del patrimonio arquitectónico de la ciudad, y por tal motivo han llegado hasta hoy. Los ejemplos pueden verse en la recopilación fotográfica.
La corona mural del Reino de Castilla
Se habla siempre de coronas murales de la historia romana, pero la corona mural ya había surgido, por otras razones absolutamente distintas, en tierras de la Castilla medieval de Alfonso VIII, el rey que si se decidió a coronarse con un castillo almenado fue para afianzar mediante la simbología heráldica la identidad propia de su reino frente al imperante de León.
Corona acastillada de Alfonso VIII de Castilla, que se conserva en el Monasterio de las Huelgas de Burgos.
Corona acastillada de Alfonso VIII de Castilla, que se conserva en el Monasterio de las Huelgas de Burgos.
Coronas acastilladas de Alfonso VIII de Castilla en su sepultura
José Manuel Huidobro Moya, autor de Numismática y heráldica de España, 2015, nos recuerda lo qué supuso aquella corona castellana: “Faustino Menéndez Pidal considera que es probable que la figura del castillo se adoptara en 1169, fecha en la que Alfonso VIII alcanzó la mayoría de edad a los 14 años. El castillo se introduce en el sello real con una clara connotación territorial, al tratarse de un emblema parlante que alude a la denominación del reino de Castilla y por lo tanto no cuenta con una naturaleza simbólica. Esta decisión pudo estar motivada por un deseo de afirmación de la soberanía castellana frente al reino de León.”
Las seis coronas murales del pedestal de Alfonso XII en El Retiro. La visión incomprensible para muchos.
No hay duda que esas coronas resultan chocantes en un monumento estrictamente monárquico. No existe ninguna interpretación al respecto, ni siquiera referencias, cual si no existieran o no concitaran interés. Están a considerable altura, pero se distinguen, aunque no en detalle como con las fotografías hechas con teleobjetivos, por lo que mucha gente ni siquiera sabe de su existencia. Si la estatua ecuestre del rey es obra del escultor Mariano Benlliure, es de suponer que nada tuvo que ver con la ubicación de las seis coronas a los cascos del caballo. Tampoco cabe tomarlo como una excentricidad de alguien o como una nota discordante. No hay que olvidar que el monumento no fue costeado por el estado o por la monarquía de Alfonso XIII, sino por la gente de la calle. La ubicación ornamental de esas coronas solo cabe, pues, concebirla como una decisión personal del arquitecto José Grases Riera, probablemente por asesoramiento de alguien de peso o de alguna institución.
¿Explicación? La única plausible es haberse atenido alguien a la verdad insoslayable de que cualquier rey de España, ya fuera de los Austrias o de los Borbones, todos tienen derecho a heredar una larga serie de títulos, como reyes de Castilla, de aquella Castilla que independizó Alfonso VIII del reino de León. Reyes de Castilla, de León, de Aragón, de Navarra, de Granada, de Toledo, de Valencia, de Galicia, de Mallorca, de Sevilla, de Córdoba, de Murcia, de Menorca, de Jaén, de los Algarves, de Algeciras y de Gibraltar, etc. son algunos de esos títulos heredados, que la Constitución vigente del Reino de España reconoce, aunque no de manera explícita, refiriéndose a ellos como "títulos tradicionalmente vinculados a la corona". Un ejemplo ya lejano: Felipe III era "por la Gratia de Dios, Rey de Castilla, de León, de Aragón, de las dos Sicilias, de Jerusalem, de Portugal, de Navarra, de Granada, de Toledo, de Valencia, de Galicia, de Mallorca, de Sevilla, de Cerdeña, de Córdoba, de Córcega, de Murcia, de Jaén, de los Algarbes, de Algeciras, de Gibraltar, de las Islas Canarias, de las Indias Orientales y Occidentales, Islas y Tierra firme del Mar Océano..."

Escudo antiguo de Madrid de la Puerta de España de El Retiro, obra de 1893 del arquitecto José Urioste, realizada por tanto en periodo monárquico. Aquel escudo del dragón y el oso estuvo vigente desde 1853 hasta tiempos muy recientes.

Azulejos con escudo mural antiguo de Madrid, en una caseta de jardineros de El Retiro, muy cercana al Parterre, también probablemente construida en periodo monárquico.
Desde 1865 se redujo el Retiro. Del Paseo del Prado retrocedió hasta la actual verja, a raíz de la apertura de la misma en 1865. Se creó una ancha calle nueva, la de Granada, que luego se llamó de Alfonso XII. Hubo que abrir puertas. Se instala la que lleva el nombre Parque de Madrid, como se llamó el Retiro desde 1868 cuando el ministro de Hacienda Laureano Figuerola, del Gobierno Provisional, concede la nueva propiedad al Ayuntamiento de Madrid. La denominación sigue figurando en la puerta de forja que da entrada al Paseo de las Estatuas o de los Reyes: es decir, la llamada Puerta de España de 1893, realizada por José Urioste. Llama la atención que en lo alto figura el escudo de Madrid al uso entonces con el dragón y el oso, que aparecieron sin la corona real y una corona acastillada, es decir, una corona mural, pero la obra es del tiempo de la reina Regente.
Antigua tenencia de alcaldía en Ribera de Curtidores, 1935, con corona mural antigua en el escudo de Madrid, esta sí, republicana ateniéndonos a la fecha.
Fuente con escudo mural de Madrid de 1932 en calle Segovia, por lo tanto obra de la segunda república.
Escudo mural de la Estación de Atocha, edificio realizado durante periodo monárquico
Corona mural de la Estación de Delicias, edificio construido durante periodo monárquico
1- Palacio de la Bolsa. Escudo central del edificio con corona real, construido en periodo monárquico
2- Palacio de la Bolsa. Este escudo antiguo de Madrid, aledaño al otro real, lleva corona mural, pero el edificio es obra de periodo monárquico. Es probable que fuera incorporado con posterioridad.
Escudo del Ministerio de Agricultura o Fomento. Presenta la combinación de leones con coronas murales y corona real en el centro del escudo. Edificio construido en periodo monárquico.
Casa del Ministro, edificio en periodo monárquico, contiguo al Ministerio de Fomento, pero con corona mural en el escudo nacional.
Escudo mural del Banco de España, a la calle Alcalá, obra de 1927, por tanto en periodo monárquico.
Escudo mural del Palace Hotel, edificio realizado en 1912 durante el periodo monárquico de Alfonso XIII.
Escudo en un edificio del primer tramo de Gran Vía, obra en su conjunto realizada en periodo monárquico.
Escudo madrileño actual con corona mural en calle del Fúcar, de incierta identificación, aunque por su deterioro debe de ser muy antiguo.
Escudo con leones con coronas murales y real en el escudo, del Palacio de Cibeles, obra realizada en periodo monárquico.
Una de las cuatro artísticas farolas modernistas del Puente de la Reina Victoria en el Manzanares, que engloba el clásico farol fernandino, pero que remata un creativo detalle con la fecha y una corona mural de tres almenas. La obra entera del puente, de principios de siglo XX, obviamente se llevó a cabo bajo la monarquía de Alfonso XIII.
Farola fernandina con corona real abierta, cúpula y remate con pequeña corona mural, ubicada en un patio del Palacio Real. Sin duda se trata de la identificación más polémica y compleja de Madrid. Debe de ser realmente antigua por el aspecto y forma que presenta el pie del farol, hasta ahora inclasificable. Cabe que el farol semifernandino fuera añadido con posterioridad, o alterado en lo que atañe al remate superior. Por lo demás, el modelo es idéntico al farol fernandino clásico y actual que sigue y que puede verse en primer plano en los Jardines de Sabatini.
Foto de Álvaro Rey en el blog MadridMetropolis, obtenida en el desaparecido Museo de la Ciudad.
Farol esclarecedor, quizá el único esclarecedor de todos. Lleva remate de corona mural y escudo mural de Madrid. Fue instalado a lo largo del Paseo del Prado a comienzos de siglo XX, en periodo monárquico, según explicaba la web del citado museo, y podía verse hasta hace unos años en dicho museo.
Corona mural republicana, evidente según el año, en una de las puertas del Retiro.
Estela dedicada en El Retiro a Julio Romero de Torres, acompañada de escudos murales, monumento inaugurado Niceto Alcalá Zamora, presidente de la Segunda República.
Estela dedicada en El Retiro a Julio Romero de Torres, acompañada de escudos murales, monumento inaugurado Niceto Alcalá Zamora, presidente de la Segunda República.
Corona mural en la vieja Maternidad de calle 0'Donnell, edificio iniciado en 1834 con la segunda república y concluido en 1859 con el régimen franquista, que respetó el bello escudo. Foto de @jmmcorral en Twitter.
Corona mural de la Real Compañía Asturiana de Minas, en Pl. de España, edificio realizado en periodo monárquico.
Escudo madrileño con corona mural en calle Eloy Gonzalo, del que no hay datos.
Dos escudos municipales de la fachada de Telefónica, obra realizada en periodo monárquico.
León simbolista con corona mural y escudo rematado con corona real. Palacio de Cibeles. Edificio construido en periodo monárquico.