Puerta del Sol de Madrid hoy en la actualidad (Foto propia)
De la Puerta del Sol se conservan cientos de fotos antiguas, buena parte de las cuales fueron efectuadas por fotógrafos afincados en la ciudad. Sol es el lugar más conocido de Madrid, muy por encima de otros entornos como la calle Alcalá o la Plaza de Cibeles. Esta selección de fotografías antiguas procura atenerse a una ordenación aproximada cronológica, pero dadas las frecuentes imprecisiones con respecto a años concretos, no niego que haya errores por mi parte. Pero no importa tanto como observar de golpe y seguido una selecta muestra de lo que fue la vida de la Puerta del Sol, siempre entrañable… y triste también viendo a tanta gente anónima, desaparecida, paseando por la plaza.
La foto más antigua es de1854, hecha desde c/Mayor. Las casas de Sol todavía se ven casi alineadas con las de la calle Alcalá. Seguía en pie la iglesia del Buen Suceso, con el reloj que luego pasó a la Real Casa de Correos.
1857 La gran reforma aún no había comenzado. Una sola farola para la única de toda la plaza. En primer plano, la iglesia del Buen Suceso, ya escombros. Su reloj acababa de ser instalado en el pequeño torreón.
1858 Se distingue bien la casa anterior a La Mallorquina entre las calles Mayor y Arenal. Todavía estaba en pie el Palacio de Oñate en c/Mayor. Las obras de ampliación y derribos seguían sin empezar. El entorno no era más que una calle algo más ancha.
El nuevo aspecto de Sol tras la gran reforma. Donde la iglesia del Buen Suceso está ahora el edificio que se hizo famoso como Hotel de París, con el Café de la Montaña en sus bajos, hoy tienda Apple. El reloj de la iglesia todavía en el tosco torreón. La fuente del surtidor, justo en medio, se halla hoy arrumbada en la entrada de la Casa de Campo. También estuvo en Cuatro Caminos.
La fuente en medio de la Puerta del Sol, vista desde el comienzo de la calle Carretas.
Convivencia entre tranvías eléctricos y de tracción animal. En primer plano, una diligencia de viajes, cuya terminal estaba al comienzo de la calle Alcalá. La fuente aún aguantaba. Al fondo, el torreón de La Equitativa. La proliferación de toldos en las tiendas y cafés no dejaba un solo hueco, sin duda lo más antiestético entonces.
La Puerta del Sol se muestra aquí en un ámbito de tránsito histórico. Los viejos tranvías de tracción animal iban cediendo el puesto a los primeros eléctricos. No se veía todavía ni un solo automóvil. Tampoco había llegado el Metro, pues falta el templete de Palacios Ramilo. La fuente del chorro,la pobre, había sido desmantelada, seguramente para ganar espacio.
Aquí ya parece que los tranvías de animales no se ven. Sigue sin haber automóviles, pero sí carruajes de paseo y de carga. La gente cruzaba la plaza por donde le venía en gana.
Las múltiples vías de los tranvías, hacia una calle y otra, tenían que ser hasta cierto punto casi laberínticas, lo que evidencia la concentración excesiva de líneas. Unos y otros tenían que ceder el paso a simple vista, y como siempre. la gente siempre por medio.
Se distingue bien el templete del Metro entre coches de caballos y tranvías. Al fondo, el torreón de la Casa Allende. Entre esas personas, muchas como siempre en Sol, bien podían estar Pío Baroja o Valle-Inclán.
En la acera de la izquierda, justo al lado de la entrada a la calle Carretas, se hallaba la Librería San Martín, donde en 1912 asesinaron de dos tiros a José Canalejas.
Edificio central de la Puerta del Sol, que ocupó desde siempre el Gran Hotel de la Paix, entre las calles Preciados y Carmen, el único con el antiguo de Gobernación, al que se puede dar la vuelta completa.
En esta foto ya se ve el nuevo y definitivo torreón del reloj de la Casa de Correos, ya entonces Ministerio de Gobernación. A la derecha del reloj, la torre de la central distribuidora de líneas telefónicas.
En el centro, el templete del Metro rodeado de tranvías hacia las calles Carretas y Alcalá. Predominaban los coches de caballos particulares y algún vehículo de motor.
La torre del reloj tenía aquí el mismo aspecto de hoy día.
Sobre ese edificio se alza hoy el letrero luminoso del Tío Pepe. Era el hotel de la Paix.
El templete lo siguen admirando muchos hoy, pero tampoco era gran cosa. Mejor el de la Red de San Luis, también Palacio Ramilo.
A unos pasos del templete se sitúa hoy la estatua ecuestre de Carlos III. Los gruesos postes blanquecinos del tendido eléctrico de los tranvías, semejaban farolas descabezadas.
Ese exceso de postes tranviarios, aunque inevitable, era de efectos antiestéticos, como hoy las señales de la circulación. A la iz. sobre las Casas de Cordero, todavía intacto el torreón de teléfonos.
Los primeros automóviles a motor ya empiezan a verse por Madrid, lo que no sería hasta 1905 en que se circulaba por la izquierda. Sol parecía una plaza peatonal, y fue todo lo contrario.
Predominio de vehículos motorizados y algunos tranvías que anunciaban Coca-Cola. Un ciclista, el primero que se ve en Sol.
En medio de la plaza la gran isleta del templete. La circulación era ya por la derecha. Al fondo, las cuadrigas del Banco Bilbao.
Ya se veían semáforos. Al fondo, el hotel París y más lejos, el torreón de la Casa Allende en la Plaza de Canalejas. Las farolas, una maravilla; alguna se ve por El Retiro.
Esos autobuses urbanos eran eléctricos, con su trole encima. Ni rastro de los antiguos raíles. El primero se disponía a coger la Carrera de San Jerónimo y el otro iría o a Arenal o Mayor.
Primera reforma de la Puerta del Sol en torno a 1950 con las isletas de fuentes y jardines del arquitecto Manuel Herrero Palacios, que no habrían de durar. Ya circulaban los autobuses de motor de dos pisos. El torreón de la Casa de Cordero se ve con su aspecto actual.
El oso y el madroño ya se había colocado. Debía ser el año 1965. Los jardines centrales no tenían trazas de que fuesen a permanecer mucho tiempo.
El viejo edificio de Correos hacía unos cuantos años en que se había transformado en DGS de triste recuerdo para tanta gente perseguida.
Y la Puerta del Sol seguía siendo el corazón de Madrid. Lo sigue siendo. Las reformas no se detuvieron nunca y hoy vuelve a hablarse nuevos cambios.